martes, 5 de agosto de 2008

¿Qué es un Político para FORMA?

En FORMA vemos al político como alguien de bien, formado para servir, comprometido con la verdad, aferrado a unas convicciones, que lucha contra los vicios del oportunismo, el pragmatismo y la ambición, y que es capaz de sacrificarse para que sus ideas fructifiquen en el campo de la acción y de la opinión. Y este es el perfil del servidor público, del político profesional que queremos formar en nuestra organización.
En FORMA vemos al político como una persona generosa de corazón. Sin generosidad no existe entrega sincera en la búsqueda del bien común. Sin generosidad no hay compenetración con la realidad social ni la solidaridad que mueve a procurar el bien requerido por otras personas. Generosidad que lleva al esfuerzo personal por el bien de los demás, generosidad que potencia la libertad para asumir las obligaciones sociales y que hace del político una persona capaz de poner en juego su propio bienestar con tal de servir al bien común.
En la formación del político también debe inculcarse la fortaleza. Con esta virtud se combate el miedo, se gana en libertad. La fortaleza es un factor fundamental que permite al político asumir la verdad hasta sus últimas consecuencias, vivirla y hacerla vivir, e impregnar de ésta el campo de la opinión. Queremos formar, entonces, políticos fuertes. No temerarios ni temerosos. Fuertes en la voluntad y fuertes en el pensamiento. Fuertes en las convicciones, fuertes en la lucha y fuertes en la espera.
Un político tampoco puede ser tal sin esperanza. Su lucha carecería de sentido. En FORMA tenemos la profunda convicción —y queremos transmitirla— de que Venezuela sí tiene futuro, que en Venezuela las cosas cambiarán para bien. Vemos en la persona humana un ser perfectible. Pensamos que los venezolanos podemos ser mejores y vivir en una sociedad más justa y más acorde a las exigencias de la dignidad humana.
Por último, pero no menos importante, la virtud de la prudencia. El político debe obrar con rectitud, reconociendo en cada situación los medios adecuados para que el hombre gane en plenitud, lo cual supone un correcto conocimiento de la verdad y una lucha constante y renovada por ejercer la libertad en orden al bien.
Generosidad, fortaleza, esperanza y prudencia se encauzan en un mismo anhelo: hacer de la política una vocación de servicio. Vemos en la política una dimensión de servicio. El político está para servir a los demás; para alcanzar plenitud con y desde el servicio político. La política no vista como servicio es una aberración, su desnaturalización es tal que el político actuaría por provecho personal y sería capaz de poner el bien particular sobre el bien común, lo cual debe ser llamado por su nombre: corrupción.

No hay comentarios: